martes, 14 de enero de 2014

AGUAS SANTAS






Siempre que voy a Galicia siento lo mismo, una mágica  luz lo envuelve todo; da igual el rincón que sea, costa o interior y da igual si ya he estado o no antes, por que  parece que te espera, Galicia espera, para mostrarte todo, como si fuese la primera vez.

Muy cerca de Allariz, en Orense, existe uno de esos lugares que te dejan sin palabras, no importa  que seas o no religioso o que se tenga o no conocimientos de arte, porque cuando llegas a Santa Maria de Aguas Santas, algo se te mete mueve por dentro.

En el pueblo, un poco mas abajo de la iglesia, vive Carmina, la mujer que  tiene la llave de esa belleza del románico y que te cuenta la historia de un lugar en el que ha vivido siempre, y de la leyenda de Santa Mariña, en la que como ella dice” yo lo creo, porque me lo han contado así de toda la vida “.

Gira la llave y entra como si fuera su casa y comienza la  historia:

“La construcción de este lugar, se debe a lo que cuentan que aquí pasó ya en el año 123 d.C., en tiempos del emperador Adriano.
Un gobernador local  romano, tuvo una hija, que quedó huérfana de madre al nacer y el hombre, al no poder atender los cuidados que el bebe necesitaba, lo dejo en manos de un aya, que educó a la niña en la fe cristiana, cuando su padre se entera de que su hija a sido bautizada, la abandona para siempre al cuidado de la campesina.
Pasado un tiempo y siendo ya la niña una joven adolescente  de gran belleza, un perfecto romano se enamorara perdidamente de ella, tras acosarla, primero con halagos, luego con razones, ante el rechazo decide apresarla y torturarla. Intentó primero quemarla con hierros ardientes pero las heridas curaron milagrosamente, luego mandó atarla y sumergirla en un pozo de agua, pero la joven también salio viva, después la metió en un horno caliente y tampoco consiguió acabar con su vida, ya completamente loco de ira decide decapitar a la joven, y aquí cuenta la tradición que al separase la cabeza del cuerpo esta botó tres veces y en cada lugar donde tocó suelo se abrió un manantial, donde se levantan  las tres fuentes.”

Cuando Carmina te muestra el lugar de las tres fuentes, parece imposible que te lo diga con un convencimiento absoluto de que fue así, tal y como lo cuenta.

Lo que si es real, o casi lo parece, es que cuando entré en la iglesia y la luz del sol atravesaba el bello rosetón, ofreciendo un espectáculo de color dentro de la oscura iglesia; Carmina dice entonces que eso si  lo ha visto muchas veces y que  siempre le parece hermoso, yo la creo…vamos que si la creo.