miércoles, 29 de octubre de 2014

EN LA MEMORIA


Cuando las miro, siento de manera muy real el calor que hacía  aquel día, y la luz dura que castigaba las paredes de cal.
Si me quedo muy callada, puedo oír nuestros pasos por las calles vacías de puertas selladas… y si cierro los ojos, veo al final del pueblo una iglesia y a la derecha el cementerio, y entro, por que siempre entro en los cementerios; es entonces cuando vuelvo a mirar las imágenes y se que no soñé un lugar donde aquellos que nos dejaron, reaparecen ante nosotros a través de sus fotografías, todas, todas colocadas sobre un nombre, una fecha. Da igual hacia donde mires allí están observándote, unos hombres y mujeres, jóvenes o viejos con su retrato en blanco y negro y unos rostros congelados en el tiempo, un tiempo que fue real y ahora se posa sobre unas lápidas que brillan bajo la luz del medio día en el calor de un mes de agosto. 













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