Siempre que voy a Galicia siento lo mismo, una mágica luz lo envuelve todo; da igual el rincón que
sea, costa o interior y da igual si ya he estado o no antes, por que parece que te espera, Galicia espera, para
mostrarte todo, como si fuese la primera vez.
Muy cerca de Allariz, en Orense, existe uno de esos lugares
que te dejan sin palabras, no importa
que seas o no religioso o que se tenga o no conocimientos de arte,
porque cuando llegas a Santa Maria de Aguas Santas, algo se te mete mueve por
dentro.
En el pueblo, un poco mas abajo de la iglesia, vive Carmina,
la mujer que tiene la llave de esa
belleza del románico y que te cuenta la historia de un lugar en el que ha
vivido siempre, y de la leyenda de Santa Mariña, en la que como ella dice” yo
lo creo, porque me lo han contado así de toda la vida “.
Gira la llave y entra como si fuera su casa y comienza la historia:
“La construcción de este lugar, se debe a lo que cuentan que
aquí pasó ya en el año 123 d.C., en tiempos del emperador Adriano.
Un gobernador local romano, tuvo una hija, que quedó huérfana de
madre al nacer y el hombre, al no poder atender los cuidados que el bebe
necesitaba, lo dejo en manos de un aya, que educó a la niña en la fe cristiana,
cuando su padre se entera de que su hija a sido bautizada, la abandona para
siempre al cuidado de la campesina.
Pasado un tiempo y siendo ya la niña una joven adolescente de gran belleza, un perfecto romano se
enamorara perdidamente de ella, tras acosarla, primero con halagos, luego con
razones, ante el rechazo decide apresarla y torturarla. Intentó primero
quemarla con hierros ardientes pero las heridas curaron milagrosamente, luego
mandó atarla y sumergirla en un pozo de agua, pero la joven también salio viva,
después la metió en un horno caliente y tampoco consiguió acabar con su vida,
ya completamente loco de ira decide decapitar a la joven, y aquí cuenta la
tradición que al separase la cabeza del cuerpo esta botó tres veces y en cada
lugar donde tocó suelo se abrió un manantial, donde se levantan las tres fuentes.”
Cuando Carmina te muestra el lugar de las tres fuentes,
parece imposible que te lo diga con un convencimiento absoluto de que fue así,
tal y como lo cuenta.
Lo que si es real, o casi lo parece, es que cuando entré en
la iglesia y la luz del sol atravesaba el bello rosetón, ofreciendo un
espectáculo de color dentro de la oscura iglesia; Carmina dice entonces que eso
si
lo ha visto muchas veces y que
siempre le parece hermoso, yo la creo…vamos
que si la creo.